miércoles, 25 de mayo de 2011

Castilleja de la Cuesta: Madrugada de ausencias y vacíos

Se preveía y así ocurrió. Jueves Santo lluvioso, celebración de la Cena del Señor, de visita al Monumento que cobijaba a Su Divina Majestad y a los pasos procesionales que estaban dispuestos para procesionar horas después por las calles del pueblo. El pasacalle anunciador que la Agrupación Musical María Inmaculada realizaría por la mañana se acortó por la impertinente lluvia, y al igual ocurrió con la Vuelta vespertina, que a punto de comenzar a salir se tomó la decisión de suspenderla. Pero en la Iglesia estaba todo preparado, y la Hermandad estrenaba la Gloria para el techo de palio, de Sobrinos de Elena Caro, que representa a la Patrona de Castilleja, la Inmaculada Concepción, que fue pintada y donada en el 2006 por Fernando González Camacho, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. También, el asta en plata de ley, realizada en los talleres de Orfebrería Triana, para el Simpecado de la Inmaculada, donada por las hermanas buñoleras, además de diez canastillas de diputados, cinco forradas en terciopelo morado, tres en azul y dos en damasco celeste.
El Señor lució túnica morada de terciopelo y sus portentosos pies pisaban una alfombra de claveles color sangre toro.
La Dolorosa volvería a procesionar, después de un año sin hacerlo, bajo el palio bordado en oro y sedas sobre malla de oro, obra de Sobrinos de José Caro de 1977 y el techo bordado en oro sobre terciopelo azul, obra de Sobrinos de Esperanza Elena Caro de 1982.
Como novedad, la Virgen de los Dolores fue ataviada con el traje bordado en oro sobre tisú de plata, de la Inmaculada Concepción, réplica del del S. XIX. Curiosamente, hasta hace treinta y nueve años la imagen lucía dicha prenda en cada estación de penitencia, pues no fue hasta 1973 cuando se estrenara la saya de salida que ejecutara Elena Caro. Asimismo, volvió a lucir la corona de Joyería Dalmás de los años cuarenta, que también va alternando con la de Villareal de 1972, llevaba el manto suelto y estaba exenta de la toca de sobremanto para que se pudiera contemplar en su integridad la parte superior del bordado del manto procesional de 1903.
La nueva Gloria del techo de palio lo llenaba de viveza, colorido y alegría, y como detalle destacaba el cirio fundido de la primera tanda de la candelería del paso de la Santísima Virgen, con la inscripción "Lágrimas de Vida", que fue ofrecido el pasado Viernes de Dolores por la Asociación de trasplantados y donantes de órganos de Castilleja de la Cuesta. El conjunto armónico de este sin par paso lo completaban los bellos alhelíes que lo exornaban y perfumaban a la Reina bajo palio.
Las andas procesionales de los titulares lucían crespones negros por el fallecimiento del que fuera Hermano Mayor de la Corporación, Don José Pinto Ramos.
Se iba acercando la hora, seguía lloviendo durante la madrugada, y a las 2:45 horas la Junta de Gobierno se reunió para anunciar a las tres en punto lo que todos temían: La Calle Real suspendía su Estación de Penitencia. Un aplauso de los hermanos apoyaba la acertada decisión, lágrimas en los ojos de nazarenos, costaleros y muchos chorreones, que se convirtió en silencio y oración profunda con el rezo del Vía Crucis que inició el Párroco y Director Espiritual, el cual fue compartido por miembros de la Junta de Gobierno y otros fieles. A continuación el Credo, la oración por los hermanos difuntos y la Salve popular cantada en honor a María Santísima de los Dolores ponían el punto final a la noche.

La Banda de Música de la Cruz Roja se tuvo que marchar y los Armaos no pudieron escoltar al que carga con la Cruz a cuestas camino del Calvario, al igual que la pareja de Guardias Civiles que escoltarían a la Señora tuvieron que abandonar la Iglesia de la Calle Real.
Pero todo no quedó ahí, pues aunque el Hermano Mayor anunció que las puertas del templo se abrirían el Viernes Santo a las diez de la mañana para la visita de las sagradas imágenes, el clamor del pueblo y los sones de una marcha interpretada por la banda “de los niños” hizo que definitivamente se abrieran los cerrojos de la iglesia a las 3:30 horas. Entre la ilusión truncada de los músicos sobresalió la fuerza necesaria para dedicarle al Señor del Gran Poder un estreno, su marcha, el Himno a Jesucristo Rey “Rey de los reyes” (Antonio Velasco Rodríguez) de 1998.
Una ovación entrecortada de los presentes alentaba a los componentes de la Banda y les animaba a trabajar con constancia a la espera de que el año que viene pueda ser, si Él quiere, y todo porque después de nueve años se iba a cumplir un sueño anhelado por muchos, ya que volvería a acompañar al Señor de Castilleja la recién reorganizada Agrupación Musical María Inmaculada, que nació en el seno de la Hermandad en 1984 y se extinguió en el 2002.

Pasadas las 4:30 horas se cerró la Parroquia concepcionista. Fue una madrugada extraña, atípica, parecida a esa última de principios de los años cincuenta, en definitiva, una Madrugá de ausencias y vacíos. Por lo menos el Señor bendijo a su pueblo en su Vía Crucis cuaresmal, pero este año no pudo consolar por las calles de la villa el llanto de la querida Dolorosa, pero en cambio fue Ella, la Madre, la que entregó su pañuelo de encajes para enjugar las lágrimas de tristeza por no haber disfrutado de su presencia y verla paseándose con elegancia y señorío por esta localidad mariana.
La Virgen del dolor hará mas corta la espera para el próximo año, pero también invitó a que no se pierda la esperanza, pues el Domingo de Resurrección el desánimo se tornaría en alegría.


Francisco Javier Martín Rodríguez
Fotos: Antonio Rodríguez Navarro

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